25/5/08

Decepcionante Haze



La primera obra de Free Radical Design, los creadores de la saga TimeSplitters, para las consolas de nueva generación, venía precedida de una gran expectación. No solo por la cantidad de promoción que ha tenido el juego en los últimos dos años ni por el retraso que sufrió in extremis a finales del año pasado, sino también por su estatus de juego exclusivo para PlayStation 3, y uno de los títulos que Sony destacó como clave en su catálogo para este año. Con el juego ya en las tiendas, este shooter en primera persona con historia polémica no sobrevive a las altas expectativas que en su día creó, y resulta ser un juego entretenido, un FPS decente, pero no el título rompedor que los usuarios de PlayStation 3 esperaban.



Haze cuenta una historia futurista en la que la corporación Mantel, al servicio de los Estados Unidos, invade un país sudamericano para liberarlo de una supuesta tiranía, encontrándose con una fuerza de insurgencia que les hace frente. Para mejorar las habilidades de los soldados y mantenerles centrados en la matanza, sin hacerse preguntas, Mantel usa una droga llamada Nectar que potencia sus habilidades… aunque puede hacer que pierdan el control de sus actos o se vuelvan locos. Nuestro protagonista, el soldado Carpenter, se dará cuenta pronto de que algo falla (no estamos destripando la historia, pues esto se cuenta hasta en la carátula del juego) y cambiará de bando para usar el principal arma de Mantel, su Nectar, en su contra.

Ésta es a grandes rasgos la historia del juego, potencialmente polémica al contar con el uso de una droga como elemento principal no solo en la narrativa, sino también en la jugabilidad. Cuando formamos parte del bando de Mantel, podemos inyectarnos esta droga para mejorar nuestras habilidades, y de hecho será casi imprescindible para superar sin dificultades los primeros niveles del juego, en los que todavía somos un mercenario al servicio del gran capital. La droga hace que tengamos más fuerza física, más precisión al apuntar, que nuestra salud se regenere, y que los enemigos, ocultos entre la selva, destaquen, rodeados de un haz luminoso. Sus efectos duran unos segundos, aunque pueden ampliarse tras matar enemigos –el personaje recibe una especie de subidón-, pero las consecuencias de una sobredosis son muy dignas de mención.

El juego transcurre en niveles lineales, intercalando ciertas partes en vehículo, y es precisamente el diseño de los niveles uno de los puntos flojos de Haze. Aunque bastante variados en ambientación, los niveles pecan de ser demasiado lineales y en ocasiones muy vacíos.

No se aprovechan las características de los niveles para crear situaciones lo suficientemente variadas, ni para ir subiendo el nivel de dificultad exigiendo un mayor dominio de las mecánicas de juego; los enemigos son más numerosos, y más fuertes, simplemente. Aunque algunas situaciones están muy bien diseñadas y las mecánicas de Haze (sobredosis, hacerse el muerto) dan lugar a resultados muy divertidos, en otras partes del juego simplemente correremos por niveles pasillo, de mayor o menor anchura, haciendo frente de forma directa a todo lo que se nos ponga por delante.

Los niveles en los que controlamos vehículos son divertidos al principio aunque pueden volverse caóticos, especialmente cuando conducimos por campos de minas. Nuestro vehículo puede explotar, y lo hará seguramente, pero cortésmente nos avisará antes pitando como una bomba, y en el siguiente punto de control podremos hacernos con otro. Estas partes son especialmente divertidas cuando se juegan en cooperativo, pues mientras uno conduce los otros jugadores pueden usar las armas de los vehículos o disparar con las suyas, y nos enfrentaremos a enemigos también motorizados.



El apartado gráfico es otra de las partes del juego que se queda lejos de las expectativas generadas. Aunque Haze no tiene ralentizaciones y el motor gráfico funciona bien, además de contar con algunos toques artísticos interesantes, visualmente los niveles están demasiado vacíos y el modelado de los personajes no destaca demasiado, menos aún sus caras, muy lejos del nivel de otros títulos actuales. Mientras que algunas explosiones son espectaculares, el nivel de detalle de algunas texturas no lo es, y el juego acaba resultando simplemente correcto a nivel gráfico, pero muy lejos de lo que hemos visto en otros títulos de la consola, y por supuesto de lo que se esperaba.

El apartado sonoro cuenta con un buen doblaje al castellano, que contrasta con las feroces críticas que ha recibido el de su versión original. En el caso de la versión española, las tropas de Mantel hablan en castellano estándar, mientras que las de la rebelión lo hacen con acento sudamericano. Mientras que la actuación es buena en las escenas cinemáticas y en los diálogos “clave” del juego, las voces estándar de los personajes, lo que gritan en medio de la batalla, resultan repetitivas y sí que son mejorables. La música orquestal del juego ambienta bien, como lo hacen las explosiones, resultando en un apartado sonoro notable en conjunto.

Haze es un juego entretenido y con algunas cosas bastante interesantes, pero inevitablemente se ve lastrado por las altísimas expectativas que había creado. En principio, la idea del Nectar es buena y las mecánicas jugables que de él se derivan también, pero un diseño de niveles muy irregular, acompañado de una inteligencia artificial que falla con frecuencia y un apartado técnico lejos de lo que se espera de un juego de este calibre, hacen que el resultado se quede a medias. Aunque no es uno de los grandes shooters de la actualidad, sí resulta un título entretenido y un buen juego en general, con buenas opciones multijugador, especialmente el modo cooperativo.

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